Trabajadoras del hogar
La situación social y económica de las trabajadoras del hogar no es homogénea, sino que presenta diversas realidades y necesidades que dependen de su situación específica. Sin embargo, en una observación general destacan las siguientes:
Gran parte de ellas no percibe una remuneración adecuada y desconocen sus derechos reconocidos por la Ley.
Los servicios del Estado no están diseñados para atenderlas, o no cuentan con el soporte institucional adecuado que debería proteger sus derechos.
Con frecuencia guardan cicatrices de situaciones traumáticas que ocurrieron en su lugar de origen, así como enfrentan nuevas violencias de los empleadores, y/o maestros y/o pareja.
Muchas se insertan en el servicio doméstico teniendo como motivo principal el deseo de estudiar para mejorar su futuro, pero la baja calidad del servicio educativo que se les ofrece las coloca en desventaja palpable. Frente a esta situación ellas manifiestan expectativas poco acordes con sus logros educativos.
La mayoría tiene un pobre o nulo acceso a actividades culturales y recreativas por lo que su visión de mundo es limitada y, además, tienden a adoptar los prejuicios y distorsiones que una sociedad discriminadora le presenta como modelos.
Con frecuencia no reconocen que sus derechos implican también obligaciones, y presentan problemas de impuntualidad e irresponsabilidad en el desempeño de su trabajo, lo cual genera conflictos con sus empleadores, despidos e inestabilidad laboral.